Tras las indicaciones del Cardenal Larraona, ha surgido la «Confederación» de todas las Congregaciones
“… que el Oratorio no sólo sea el conjunto de las Congregaciones Oratorianas disgregadas y al mismo tiempo desconocidas entre ellas, sino un instituto con leyes aprobadas por la Sede Apostólica, para promover la ayuda fraterna, pero respetando la autonomía de cada una de las comunidades…” (Itinerario Espiritual No. 80)
“Están autorizadas también las Federaciones Nacionales o lingüísticas para poder conocerse mejor y colaborar.” (Itinerario Espiritual No. 82)