Oratorio de México, La Profesa
Oratorio Semanal: Terapia de las Enfermedades Espirituales Parte 2
TARDES DE ORATORIO
P. Mario Acevedo Rodríguez, CO
19 agosto 2020
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ORATORIO DE SAN FELIPE NERI
P. Mario Acevedo Rodríguez, CO – Damián Marrún
19 agosto 2020
Terapia de las enfermedades espirituales
Parte II
ORACIÓN PARA PEDIR HUMILDAD Y SERENIDAD
Aquí estoy, Señor para pedirte con humildad que me concedas paz, tranquilidad, y amor propio para poder perdonarme y amarme, y poder amar a los demás con sinceridad y entrega. Te pido que me ausentes de todas mis preocupaciones, y poder vaciar todos los problemas y dolores que llevo en mi alma, todos causados por mi equivocado proceder, y poder sinceramente entregarme de lleno a ti.
Sepárame Señor, de las cosas de mi vida que tanto amo para que te prefiera más a ti…. quiero que tú me ayudes a encontrar esa “perla escondida” que es aprender a vivir en la humildad.
Ante ti, Señor y ante mis hermanos, te suplico sencillamente me permitas alcanzar esa HUMILDAD, que tanta falta me hace. Te lo pido a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
ACTO DE CONTRICIÓN
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los Santos y a ustedes, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
Salmo 51
Ten piedad de mí, oh Dios, en tu amor, por tu gran corazón, borra mi culpa.
Que mi alma quede limpia de malicia, límpiame tú de mi pecado .Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti sólo pequé, yo hice lo que tú aborreces. Así que serás justo en tu sentencia, ya que no hay reproche en el juicio de tus labios. Tú sabes que malo soy desde mi nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.
Más tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio. Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve. Déjame sentir de nuevo la alegría y el regocijo, y que bailen los huesos que moliste.
Aparta tu rostro de mi pecado, borra en mí todo rastro de malicia. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme. No me rechaces lejos de tu rostro ni me retires tu Espíritu Santo. Dame tu salvación que regocija, y que un espíritu noble me dé fuerza.
Mostraré tu camino a los que pecan, a ti se volverán los descarriados. Líbrame, oh Señor, de verter sangre, oh tu mi Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.
Un sacrificio no te gustaría, ni querrás si te ofrezco, un holocausto. Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré, pues no desprecias a un corazón arrepentido. Favorece a Sión en tu bondad: reedifica las murallas de Jerusalén; entonces te gustarán los sacrificios, ofrendas y holocaustos perfectos; entonces ofrecerán novillos en tu altar.”
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos, amén.
ORACIÓN A NUESTRO PADRE Y PROTECTOR SAN FELIPE NERI
Padre Felipe Neri, Profeta y Apóstol de la auténtica vida cristiana. Tu corazón de fuego encendido por el Espíritu Santo te hizo testigo ambulante del Evangelio, y de la caridad alegre y generosa.
Anímanos con tu Espíritu, para que desde el trato familiar y cotidiano con la Sagrada Escritura, la participación frecuente de los sacramentos, y el amor a la virgen Madre de Dios, nuestros Oratorios y Congregaciones, sean protagonistas actuales de la experiencia de Pentecostés y germen fecundo de la nueva evangelización.
Que nuestra respuesta cristiana sea pronta y generosa, alegre y comprometida con las necesidades de nuestro tiempo, y la cultura del tercer milenio. Amén.
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Continuemos con la terapia/virtud recomendada para cada enfermedad
Terapia de la ira: dulzura y paciencia.
La ira es una enfermedad espiritual muy grave, porque se quebranta la caridad y la justicia que puede tener la persona. Ésta comienza cuando existen arranques espontáneos de mal humor debido algunas circunstancias o cuando los movimientos de odio son intencionados y que no son controlados.
El principio de la terapia de la cólera consiste en hacerse consciente de que no hay nada que justifique en ningún caso la ira contra el prójimo, su causa no hay que buscarla en los demás sino en ti mismo. Debes aprender a tener dulzura, dominio de las palabras, y de ahí sigue el dominio de tus pensamientos y de tu corazón, de donde procede en última instancia la cólera.
La persona irascible suelen manifestar diversos grados de ira ante una contrariedad; muestra impaciencia muchas veces a través del malhumor acompañado de caras largas y modales bruscos; puede venirle también un arrebato en el que se irrita desmedidamente manifestando su desagrado con gestos desordenados y groseros; en ocasiones con violencia no sólo de palabras sino también con golpes y malos modos; puede llegar al furia que genera más tarde odio y venganza a tal grado que puede desear la muerte del otro.
Recordemos algunas manifestaciones de la ira en la persona
Por su mal carácter, las actitudes carentes de afabilidad y los exabruptos producen en el iracundo las siguientes reacciones:
- Se aísla y su soledad es egoísta; Se hace un amargado y resentido
- Se encuentra en eterno descontento;
- Por su rigidez cierra el camino hacia la misericordia con los demás;
- Se mantiene en un estado de tristeza permanente;
- Deja en los que le rodean mucho descontento, les provoca heridas a los demás, que quizá nunca se cierran y por las que no es capaz de pedir perdón.
- Trata con indiferencia y frialdad a los demás;
- Guarda resentimientos y desconfianza con todos
- El pecado de ira nos aparta del Señor y nos lleva a cometer muchos otros pecados
¿Cómo luchar contra la Ira?
ACCIONES CONCRETAS
- Contra la ira, debe luchar practicando la virtud de la paciencia. Esta virtud ayuda a tolerar sin tristeza de ánimo los males presentes propios o ajenos
- Para no emitir odio ni rencor te conviene pensar que tus acciones tienen repercusión en ti mismo antes que en el otro. Recuerda que tú también necesitas de mucha misericordia de Dios y así mismo debes tenerla con los demás.
- Pide al Espíritu Santo el don de la paciencia, pero no solo pedirlo, es necesario comenzar a ejercerla.
- Lleva las contrariedades de tu vida diaria sin quejas, más bien con reflexión y consciencia.
- Perdona siempre cualquier agravio olvidando las injurias.
- Debes aprender a perdonar y dejarte de sentir el centro del universo.
- Debes comprender los defectos ajenos y no envolverte en ellos.
- Deja de vivir en el pasado y evita los malos recuerdos que lo único que pueden provocar en ti es volverte a enojar.
- Recuerda que todos somos hijos de un mismo Padre celestial, y si rezas el Padre Nuestro, se consciente de lo que dices cuando menciones “Perdona nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden”, no seas incongruente.
- Reflexiona antes de actuar o decir algo peyorativo, grotesco o grosero. Ten auto control.
- Debes aprender a callar cuando se sientes indignación o enojo, reconoce tus emociones y ten calma.
- Rechaza cualquier inclinación al pesimismo, a la amargura, a la envidia o a los celos.
- Si has identificado que eres iracundo, debes de comenzar a detenerte y a reparar de inmediato la falta, pide perdón, haz un acto de contrición y pide al Señor mansedumbre. Habla con tu confesor o director espiritual o terapeuta.
- Lucha por vivir habitualmente la serenidad, la alegría, la comprensión, el buen humor, ten siempre una sonrisa, con eso comenzarás a ejercer la caridad
El Señor Jesucristo nos enseña “Todo aquel que se encoleriza con su hermano sin razón, sujeto estará a condena, y el que lo insulte, llevado a juicio será, y el que lo injurie gravemente, se hará merecedor del fuego del infierno”. Mateo 5, 22
Terapia contra la pereza: diligencia
La pereza es la tendencia en la ociosidad o al descuido de los propios deberes; es también un debilitamiento de la voluntad que rechaza cualquier esfuerzo y trabajo, que son necesarios para cumplir tus propias obligaciones.
La pereza se convierte en un pecado grave cuando omites o justificas el no hacer cualquiera de tus obligaciones. Cuando la persona se deja dominar por el placer de la vida, y de la inconstancia aparece dicho pecado de muy diversas formas en el perezoso. Los efectos que produce la pereza son que provoca malos pensamientos y malos deseos; Acarrea muchos vicios consigo porque la ociosidad es madre también de todas las miserias y de los vicios; Lleva a vivir a expensas de los demás y convierte al perezoso en un parásito sin fruto ni beneficio; Trae consigo el ser despreciado por todos; Daña a su familia, a la sociedad, y a la iglesia, porque no produce frutos ni temporales y espirituales; La vida del perezoso pierde sentido y se convierte en una persona inútil.
Vamos a revisar algunos pecados que se derivan de la enfermedad de la Pereza
- La vagancia, esto es huir del trabajo. Pierde el tiempo sin hacer nada, aparenta realizar muchas cosas pero no lleva a fin el cumplimiento de sus obligaciones y responsabilidades.
- La indolencia, consiste en realizar tus propios deberes con lentitud. Realiza cualquier actividad sin energía ni ánimo.
- La negligencia, es actuar sin atención y cuidado en los deberes y responsabilidades propias o ajenas.
- La pusilanimidad, significa ser un cobarde para realizar tus deberes y siempre encuentras una justificación para no hacerlos.
- El tedio, se refiere al desgano o repugnancia que presentas para hacer cualquier cosa que te cueste esfuerzo.
- La inconstancia, la tiene aquel que cambia de quehacer o de trabajo sin motivo. Nunca acaba nada y le echa la culpa a los demás de su disgusto ante al trabajo. Ante cualquier pequeña dificultad que se le presente cambia de trabajo siempre está comenzando cosas sin poner nunca las últimas piedras, no acaba bien lo que comenzó. Escoge sus ocupaciones según el capricho del momento.
- La acedía, es el disgusto por todas las cosas que se relacionan con Dios, y suele denominarse también con tibieza espiritual. Pasan los días entre dormir, sestear y descansar. Inventa excusas tontas con el fin de no cumplir con sus obligaciones; tiene torpeza e indolencia en la guarda de los mandamientos y de sus deberes religiosos, se justifica de todo.
- La divagación de la mente, se refiere a pensar cosas ilícitas, sucias, perturbadoras o maliciosas.
¿Cómo luchar contra la Pereza?
ACCIONES CONCRETAS
- La pereza se combate practicando la virtud de la diligencia; esta virtud mueve a las personas a obrar con esmero y con espíritu de servicio en los intereses propios o ajenos.
- Pide ayuda a Dios para fortalecer la voluntad, acompáñate de alguien que te motive con su ejemplo.
- Aleja los pensamientos inútiles.
- Reflexiona frecuentemente acerca de los males que acarrea la pereza, asimismo a tu familia y a la sociedad.
- Sigue la idea popular, “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
- Ten en cuenta que el descanso consiste en realizar actividades que comporten menos esfuerzo, pero busca una afición sana, practica un deporte, toca un instrumento musical etc. así se evita el ocio.
- Haz un buen examen de conciencia diariamente puntualizando en qué cosas puedes ser más productivo.
- Levántate diariamente en punto, en hora fija sin conceder ni un minuto a la pereza. Aséate diario.
- Acercarte a los sacramentos de la Confesión y la Eucaristía para estar en gracia de Dios, y poder así vencer tus negligencias.
- Sigue los consejos de tu director espiritual.
- Lucha por aprovechar bien el tiempo sabiendo que Dios te lo ha dado para ser productivo, no para desperdiciarlo.
- Recuerda que la pereza es una ofensa a Dios y a los demás, porque te lleva a omitir muchos acciones buenas que podrías hacer.
- Empieza y termina cualquier cosa que te propongas hasta el último detalle. Lucha por ser constante y perseverante.
- Ten presente que el trabajo te ayuda a santificarte, y a santificar a los demás
- Controlar la imaginación sobre cosas ilícitas
- Imita la vida y el trabajo que realizó Jesucristo Nuestro Señor.
Recuerda siempre las palabras de Jesucristo sobre la higuera: “Dijo entonces al viñador, ya van tres años que vengo en busca del fruto de esta Higuera y no lo encuentro, así que córtala porque está ocupando la tierra en balde; le respondió y dijo, señor, déjala un año más. Cavaré la tierra al rededor y le echaré abono, a ver si da fruto, para el año que viene e fruto, si no, la cortas” Lucas 13, 7-9
Los principales medios en general para luchar contra nuestras enfermedades espirituales son:
- Tu oración constante, porque sólo con la ayuda del Señor puedes estar fortalecido a través de esta comunicación con Él.
- Hacer cambios en tu pensamiento y mentalidad, en el manejo de tus sentidos, en tus actividades cotidianas y en tus hábitos.
- Debes tener frecuencia con los sacramentos de la Reconciliación y sobre todo el de la Eucaristía.
- Realizar con generosidad obras de misericordia, tanto corporales como espirituales.
- Tener fuertes momentos de meditación y contemplación constante sobre de la vida de Nuestro Señor Jesucristo a través del Evangelio, y en general la Sagrada Escritura, a fin de descubrir su infinita generosidad hacia ti, y las formas de salud que Él te proporciona.
- Acude con amor y devoción a la Santísima Virgen, Madre de la misericordia ya que ella es refugio de todos los que se equivocan y la invocan.
Oración
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y Bendita.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén