Oratorio de México, La Profesa
Oratorio Semanal: La Depresión Como Enfermedad Espiritual
TARDES DE ORATORIO
P. Mario Acevedo Rodríguez, CO
22 julio 2020
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La depresión como enfermedad espiritual
“El padre Felipe Neri sabía que la capacidad y deseo de progresar en la vida del espíritu, solía constantemente dar a sus hijos espirituales unas memorias, esta es una de ellas”:
“Escrúpulos y melancolía, fuera de la casa mía”
Itinerario Espiritual
La Espiritualidad del Oratorio
Nuestra propuesta oratoriana
La Alegría
112. La alegría forma parte de la herencia típica de San Felipe, y queda como una de las notas más características de la vida de la comunidad Todos recuerdan así a San Felipe: alegre, contento, extravagante, impredecible en sus bromas. En este tiempo, en este mundo demasiado invadido de preocupaciones, los Oratorianos están llamados a llevar alegría, gozo, así como certeza del amor de Dios, a servir al Señor con alegría.
- La alegría es contagiosa y es un signo de la paz con Dios, con uno mismo y con los demás. Con la alegría se alimenta la caridad y la vida comunitaria. La broma inocente, tan amada por San Felipe, decía, distraen el ánimo cansado y lo Por eso fue llamado: “Felipe Neri, el santo de la alegría cristiana”.
- En la alegría nace el espíritu optimista, el placer sano, purificador y constructivo. El mismo Cardenal Valier pone en boca de San Felipe: “La alegría verdadera e íntima es un don de Dios, efecto de la buena conciencia, del desprecio de la vanidad externa, de la contemplación de la verdad altísima”. Felipe decía: “es más fácil guiar por el camino del espíritu a las personas alegres que a las melancólicas”, y les decía: “Escrúpulos y melancolía, fuera de la casa mía”.
Decía también: “Felices ustedes que tienen tiempo para hacer el bien”. “Estén alegres, pero no pequen”. “Estén firmes, sí pueden”. En él encontramos una excepcional libertad de palabra que lo llevaba a un inteligente y estimulante humor, sin humillar a nadie.
- …Es la alegría que se vuelve sencillez y pobreza interior, quitando importancia a la actividad o proyectos ‘muy serios’, como para decir: “Sólo uno es el bueno, sólo uno es santo y altísimo: adórenlo sólo a Él”.
Decía: “Deléitense en la vida común, huyan de toda singularidad, atiendan a la pureza de corazón, porque el Espíritu Santo habita en mentes cándidas y sencillas y Él es el Maestro de la oración que hace siempre estar en continua paz y alegría, que es la pregustación del Paraíso”.
Canto
SONRISA DE DIOS
(De Cesar Miranda)
Con la sonrisa en los labios, va Felipe al caminar, en el servicio a los pobres, encontró felicidad, es braza ardiente su pecho, de fuego su corazón, Felipe Neri, un hombre de Dios.
“Felipe Bueno” Incansable, va llevando al pecador, hacia el encuentro con Cristo a través de la oración, es amoroso consejo y paz en la confesión, Felipe Neri, Sonrisa de Dios.
Quiero ser como él, amigo del Señor, y entregarle también, completo mi corazón, quiero darle mi paz, quien pueda necesitar, mi oración crecerá, y alegre como el amar.
Ven que te invito a que cantes, a éste santo fundador, y es que la opción que te ofrece, tiene el sello del amor, se laico comprometido, entrégate a la oración, el Oratorio, camino hacia Dios.
Deja de lado las prisas, ven y ponte a trabajar, Dios ha pedido tus manos y tus ganas de amar, con San Felipe podremos, hacer un mundo mejor, Oratoriano, unido al Señor.
Quiero ser como él, amigo del Señor, y entregarle también, completo mi corazón, quiero darle mi paz, quien pueda necesitar, mi oración crecerá, y alegre como el amar.
Oración a San Felipe Neri
Oh San Felipe Neri, amadísimo protector nuestro, a ti acudimos y nos ponemos en tus manos para pedirte que nos alcances una verdadera devoción al Espíritu Santo.
Haznos participar de tal manera del amor que tú le tenías, que así, como Él descendió de modo prodigioso en tu corazón, y lo abrasó en amoroso fuego también nosotros seamos favorecidos con los dones especiales de su gracia.
No permitas que permanezcamos fríos ya que somos hijos de un padre tan fervoroso como tú.
Implora para nosotros la gracia de la oración, y el gusto de contemplar las cosas divinas.
Haz que adquiramos la fuerza necesaria para dirigir nuestros pensamientos a Dios, y alejar las distracciones. Danos el don de conversar con Él sin jamás cansarnos
Vaso del Espíritu Santo, Corazón ardiente, Luz de santa alegría, ruega al Señor por nosotros.
Amén
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades. Esto afecta directamente los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento de una persona, y puede causar una variedad de problemas físicos y emocionales. Es posible que alguien deprimido tenga dificultades para realizar sus actividades cotidianas y que sienta que no vale la pena vivir. Incluso a través de este estado de la persona, puede llegar a perderse la alegría de vivir y el sentido real de las cosas.
¿Qué es y qué no es la depresión?
- La depresión es más que solo una tristeza
- La depresión no es una debilidad de la persona, y uno no puede recuperarse de la noche a la mañana de manera sencilla.
- La depresión puede requerir tratamiento a largo plazo
Principales síntomas de la depresión
- La persona puede perder el interés y el placer en sus actividades habituales
- Puede tener un sentimiento de desesperación o abatimiento asociado a la fatiga o a una disminución de energía.
- Hay una menor capacidad de concentración.
- Surge una latente indiferencia por el entorno (su familia, su trabajo, sus amigos), y lo más grave, de sí mismo.
- Duerme mal o duerme intermitentemente sin tener un descanso reparador
- Hay una tendencia a huir del mundo y un repliegue de sí mismo que lo cierra
Veamos algunos tipos de depresión
Las depresiones pueden clasificarse de una manera sencilla en 3 tipos.
Un tipo de depresión tiene un origen más biológico o endógeno, con un mayor componente genético y menor influencia de factores externos. Puede aparecer de manera recurrente.
Otro tipo es la depresión reactiva, causada por una mala adaptación a circunstancias ambientales estresantes que puede ser más fácil de combatir.
Otro es la neurosis depresiva, que se caracteriza por un cuadro depresivo de intensidad menor a los anteriores, de evolución crónica (más de dos años), sin periodos asintomáticos y con sentimientos de incapacidad y somatizaciones. Este último tipo de depresión parece guardar una relación más estrecha con la forma de ser y con el estrés prolongado.
¿Cuáles son algunas causas?
Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de unos determinados factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los neurotransmisores cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, componentes genéticos, etc.), con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la vida afectiva, laboral o de relación) y de personalidad (especialmente, sus mecanismos de defensa psicológicos).
¿Por qué la depresión puede convertirse una enfermedad espiritual?
Cuando la persona pierde la “alegría de vivir” puede perder todo, incluso su relación con Dios. Al cerrarse a la misericordia del Señor, deja de mirar el bien, y solo concentra todo su ser en el mal. Descuidarse personalmente puede llevar a la persona a atentar constantemente contra su vida. Y eso nos genera un desamor tan fuerte que incluso comenzamos a odiar y rechazar nuestra propia vida.
Muchos santos, sobre todo san Felipe Neri, que observaba el interior y exterior de sus hijos, sabía que quien vivía en tristeza o melancolía podía caer en muchos pecados que lo herirían profundamente y le nublarían el entendimiento. Por tanto es necesario llevar a quien padece depresión, a que además de recuperarse físicamente, pudiera elabora un acto de perdón propio y de reencuentro con el Espíritu Santo.
¿Qué podemos hacer para combatir la depresión humana y espiritualmente?
Si estás deprimido, lo mejor es que hagas algo al respecto: las depresiones no se curan solas. Aparte de pedir ayuda a un médico o terapeuta, hay cinco cosas que puedes hacer para encontrarte mejor.
- Ejercicio físico. Anda a paso ligero de 15 a 30 minutos cada día, o baila, corre o monta en bicicleta, si lo prefieres. A las personas deprimidas no les suele apetecer estar activas. Pero, de todos modos, oblígate a hacerlo (pídele a un amigo que te acompañe si lo necesitas para estar motivado). En cuanto hagas del ejercicio un hábito, no tardarás mucho en percibir un cambio positivo en tu estado de ánimo.
- Haz los ejercicios de respiración y meditación, la oración acompañada con alguien nos puede ir reanimando cada vez más
- Cuídate alimentándote bien. La depresión puede afectar al apetito. Cuando están deprimidas, a algunas personas no les apetece nada comer, pero hay otras pueden comer demasiado. Si la depresión ha afectado a tus hábitos alimentarios, tendrás que tener muy presente la necesidad de alimentarte bien. La nutrición puede influir en el estado de ánimo y el nivel de energía de una persona. Sigue un horario de comidas regular (aunque no tengas hambre, intenta comer algo ligero, como una pieza de fruta, para seguir adelante).
- Identifica los problemas, pero no les des vueltas. Intenta identificar las circunstancias que han contribuido a tu depresión. Habla con un profesional. Cuando sepas qué es lo que te ha hecho sentirte triste y decaído y por qué, habla sobre ello con un amigo que te aprecie. Hablar es una forma de dar rienda suelta a los sentimientos y de recibir algo de comprensión.
- Una vez hayas aireado esos pensamientos y sentimientos, centra la atención en algo positivo. Pero siempre hazlo acompañado. Hay que actuar para solucionar tus problemas. Pide ayuda porque la necesitas, que no te de vergüenza. Sentirse conectado con los amigos y la familia puede ayudar a aliviar los sentimientos depresivos. Y tú también puedes ayudarles a sentir que pueden hacer algo por ti en vez de limitarse a ver lo trise que estás.
- Ponte en las manos de Dios. Pide a los demás que oren por ti. Intenta hacer oración por ti mismo. Busca recibir el Sacramento de la Unción de los enfermos y la Sagrada Comunión.
Canto
ES UN HOMBRE SANTO
(Ks. T. Nagel C.O.) (Adap. Esp. Efigenia Ramos)
Es un hombre Santo quien te va buscando, pues nunca tu amor, el despreciará.
Que siempre te sigue, llevando consuelo en donde existe, desesperación.
Que siempre te sigue, llevando consuelo en donde existe, desesperación.
Es un hombre Santo quien de noche y día marcha contigo, en el peregrinar.
Que siempre te sigue, llevando consuelo en donde existe, desesperación.
Que siempre te sigue, llevando consuelo en donde existe, desesperación.
ORATIO FINAL
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos, antes bien líbranos de todo peligro, o virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor
Jesucristo, Amén.
Santo Padre Felipe Neri, ruega por nosotros.
TU ESPÍRITU EN MÍ
(Fray Honorato Munguia OFM)
Yo he consagrado, solo para ti mi amor.
Mi vida entera, para servir en tu honor.
Y llevar de ti, por siempre todo el dulce bien, para compartirlo con quien tenga hambre de fe, de fe.
Yo no he pedido, más que tu Espíritu en mí.
La plena gracia, de tenerte en mi vivir.
Poderte encontrar, siempre a mi lado al caminar, saber que mis pasos tu camino llevarán, llevarán…
Y tú, llegaste cual fuego que en mi corazón, se eleva en hoguera que ardiendo en amor, derriba mi cuerpo ante ti.
Mi Dios, delante de ti que eres mi único bien, que abrazas mi pecho que hasta estremecer, llevando mi alma hasta a ti.
Basta Dios, ya detén tanto amor, que puedo morir del gozo que me das, y aún quiero vivir para poder hablar a todos de lo bueno que eres mi Señor.